LA VIÑA DEL SEÑOR



La viña del Señor es hoy la Iglesia. Fue plantada inicialmente por Jesús, el Hijo de Dios. Aquel que dijo a Pedro: "Tu eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia" (Cf. Mat. 16,18). 
Jesús es el propietario de la viña, es el "propietario" de la Iglesia. 
La Iglesia no pertenece a sus miembros. No pertenece al Párroco de la Parroquia. No pertenece al Obispo de la Diócesis, ni siquiera pertenece al Papa. 
La Iglesia, por supuesto, no pertenece a los seglares, ni se gana en propiedad por tener un cargo  o un puesto, ni siquiera por tener una tarea dentro de ella, aunque sea muy importante.
No es tuya porque leas una lectura en una Misa, ni porque sirvas en el altar. No te pertenece porque lleves la colecta, o porque trabajes en ella.
El propietario es el Señor. El es el dueño de la Viña.
La Parroquia, que es parte de la Iglesia, no pertenece a la Comunidad, pertenece al Señor.
Todos somos unos trabajadores que hemos sido contratados por el dueño de la Viña, nada más.
Tenemos que plantearnos como estamos trabajando en esa Viña. Que frutos estamos dando de verdad, porque eso es todo lo que el dueño espera de nosotros, los frutos.

Y ya vemos en la parábola que habla Jesús que hay muchos dentro que no dan precisamente frutos buenos, sino más bien todo lo contrario.

Y es ahí donde el Sacerdote, el primero, debe analizar que está haciendo con la Viña para la que ha sido contratado. ¿Cómo trata al resto de los trabajadores? ¿Cómo es su servicio? ¿Cómo es...?
¿Y los seglares? ¿Para que acuden al Templo? ¿Para ser vistos por los demás? ¿O para buscar al Señor?
¿Para que salen a leer una lectura? ¿Para que los demás los vean y los admiren?
¿Y los servidores del altar? ¡Que privilegio estar allí arriba junto al sacerdote! ¿Cómo es su actitud? 
¿Y los monaguillos? ¿Se les enseña desde pequeños que no salen allí para que otros los vean y quedar bien?
¿Cómo nos comportamos cuando nos dan una responsabilidad? ¿Nos la creemos en propiedad? ¿Creemos que tenemos derecho porque somos mejores que los demás? ¿O miramos continuamente al Señor, y a servir a los hermanos (que es lo mismo que servir a Dios)
¿Y que hacemos con el puesto que nos dieron? ¿Nos perpetuamos en el o somos generosos y compartimos y damos paso a otros?
¿Nos creemos los salvadores de la Parroquia porque estamos allí en primera línea haciendo tareas y ayudando o nos damos cuenta que lo estamos haciendo a Dios, y que es lo que tenemos que hacer?
¿Pensamos que sin nosotros todo iría peor porque somos imprescindibles y criticamos la falta de compromiso de los demás o tratamos de dar ejemplo con humildad y generosidad?
¿Para que vamos a Misa?

Pues el dueño de la Viña, luego viene a reclamar los frutos a cada uno. Y no mirará cuanto hemos hecho, sino CÓMO LO HEMOS HECHO, porque toda la verdad de nuestras obras saldrá un día a la luz.


Evangelio del día

Lectura del santo Evangelio según san Mateo 21,33-43

“En aquel tiempo, dijo Jesús a los sumos sacerdotes y a los ancianos del pueblo: Escuchad otra parábola: Había un propietario que plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, construyó la casa del guarda, la arrendó a unos labradores y se marchó de viaje. Llegado el tiempo de la vendimia, envió sus criados a los labradores, para percibir los frutos que le correspondían. Pero los labradores, agarrando a los criados, apalearon a uno, mataron a otro, y a otro lo apedrearon. Envió de nuevo otros criados, más que la primera vez, e hicieron con ellos lo mismo. Por último les mandó a su hijo, diciéndose: Tendrán respeto a mi hijo. Pero los labradores, al ver al hijo, se dijeron: Éste es el heredero: venid, lo matamos y nos quedamos con su herencia. Y, agarrándolo, lo empujaron fuera de la viña y lo mataron. Y ahora, cuando vuelva el dueño de la viña, ¿qué hará con aquellos labradores? 
Le contestaron: Hará morir de mala muerte a esos malvados y arrendará la viña a otros labradores, que le entreguen los frutos a sus tiempos. Y Jesús les dice: ¿No habéis leído nunca en la Escritura: La piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular. Es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente? Por eso os digo que se os quitará a vosotros el reino de Dios y se dará a un pueblo que produzca sus frutos. Los sumos sacerdotes y los fariseos, al oír sus parábolas, comprendieron que hablaba de ellos. Y, aunque buscaban echarle mano, temieron a la gente, que lo tenía por profeta”.

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